Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2013

Apuestas

Mientras se entrenaban para estar muertos, apostaban acerca de quién sería el primero de todos . Charlaban sobre la que podría ser su última cena o a quién llamarían unas horas antes de morir. Anoche Bruno ganó la apuesta del día y no pudo evitar sonreír con gesto triunfante, al resto de sus compañeros, cuando avanzaba a través del corredor de la muerte rumbo a su destino final.                                             Texto ganador del I Concurso de Microrrelatos "Pluma, Tinta y Papel", publicado en la antología "Porciones Creativas".                                                                   Diversidad Literaria, 2012                                                                  ISBN: 978-84-616-1488-7

Distorsión

Había cumplido su sueño. Tras meses de intenso sacrificio por fin había alcanzado su meta. Supo en todo momento que sería capaz de lograrlo, aunque el camino resultó ser más complicado de lo que había imaginado. Volvió a comprobar lo que la báscula marcaba: treinta y seis kilos. Sin embargo, al descubrir la imagen que el espejo le devolvía, sintió una punzada en la boca del estómago: "Tal vez necesite perder un poco más", susurró a las frías paredes de aquel cuarto de baño. Texto finalista en la categoría de Cuento Hiperbreve en el Concurso Internacional de Microficción   "Garzón Céspedes" 2012. Publicado en Pupilas de Unicornio . Los Cuadernos de las Gaviotas número 89. Ediciones Comoartes. Madrid/México D.F. 2012

De mayor quiero ser

Aquella tarde a Lidia le quedó claro que algo no estaba haciendo bien con respecto a la educación de su hija. El motivo de alarma se desató esa misma tarde cuando la profesora preguntó a sus alumnos qué les gustaría ser de mayores y su hija había respondido sin ningún atisbo de duda: “Yo de mayor quiero ser hombre”. Al requerimiento de una explicación, Sofía lo tenía bastante claro pese a su corta edad: ella no quería llevar la vida que llevaba su mamá. No estaba dispuesta, bajo ningún concepto, a pasar todo el día trabajando fuera de casa, para a su regreso seguir trabajando en las labores del hogar. A ella no le gustaba limpiar ni tampoco cocinar. Tampoco le gustaba la idea de pintarse la cara todas las mañanas ni de pasar el día encima de unos tacones, que no hacían otra cosa que deformar los pies de su mamá, porque ella se había fijado y eran unos pies bien feos. Ella quería mucho a su mamá pero no le gustaba verla refunfuñando a todas horas. Sin embargo, su papá era distinto. Él