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Mostrando entradas de octubre, 2015

Uno más

Ordenaron colocarle una venda en los ojos y él se dejó hacer. “¡Pobres imbéciles!”, pensó Juan “el ciego”, al tiempo que el pelotón de fusilamiento avanzaba un paso al frente. Microrrelato seleccionado para su publicación en el II Concurso internacional de microcuentos convocado por Ediciones con Talento.

Encuentros

Cada mañana a la misma hora subes al tren y tras sentarte dejas caer tu mirada sobre mí. No tardes mucho , me digo, pues apenas dispongo de unos   cuantos minutos al día para captar tu atención. Tu rostro serio y somnoliento, al principio, va revelando poco a poco cierto interés por mí. Advierto leves gestos de asombro e incluso, en algún momento, hasta me regalas una bella sonrisa. Pero el hechizo se rompe pronto, siempre con el anuncio de la próxima parada. Posas entonces el marcapáginas sobre mí y nos despedimos hasta el siguiente viaje de vuelta. Microrrelato seleccionado para su publicación en el II Concurso internacional de microcuentos convocado por Ediciones con Talento.

Involución

El reloj avanza. Su cuerpo se repliega. Agotado, se tumba en la cama. Ya solo emite ininteligibles balbuceos. Advierte cómo su entrepierna se humedece sin mojar la cama y sus manos arrugadas descubren el pañal que lo envuelve. Su desgarrador llanto inunda la habitación. Nadie acude. Comprende entonces que la cuenta atrás ha comenzado. El anciano cierra los ojos y se deja llevar. Un único deseo: terminar tal y como todo comenzó, acurrucado en los brazos de su madre. Microrrelato seleccionado para su publicación en el certamen "Reloj de sol" convocado por Letras como Espada.

El calendario

–Verá usted, todo empezó con sus idas y venidas a deshoras, con excusas tan manidas como la de ir a comprar tabaco o sacar al perro. Pero… ¡si él odia al perro! Tres años en casa con nosotros y yo creo que ni su nombre se sabe. Entonces comencé a apuntar sus extrañas salidas en un calendario y durante el primer mes conté trece casillas marcadas en rojo. Se da cuenta, ¿no? Trece en rojo frente a dos en verde, que es como pinto los días en los que él muestra alguna morbosa intención conmigo, usted ya me entiende. Le juro que yo no actúo con ninguna malicia, lo único que pretendo es reclamar lo que me corresponde. Por eso, señor juez, necesito saber cuántas veces está mi marido obligado por ley a acostarse conmigo. Incluso, no miento si le digo que estoy dispuesta a llegar a un acuerdo con él, siempre y cuando las casillas verdes superen a las rojas, nunca al revés. Microrrelato ganador del I Concurso popular de microrrelatos "De parejas y sus líos" c