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Mostrando entradas de julio, 2016

Póquer de reyes

Abrió la puerta y fue a la cocina. Ella esperaba sentada, mano sobre mano, con la mirada ausente. No dejó que la tocara. Le bastó ver aquella cara demacrada, pálida y desencajada para darse cuenta de que todo, ahora sí, se había desmoronado. En realidad ella nunca llegó a tragarse todas sus estúpidas excusas ni, mucho menos, esas múltiples promesas que antes de salir de su boca ya olían a falsas. Pero ahora leyó en su rostro que esta vez él había ido demasiado lejos. El televisor, su anillo de boda, el coche, la casa, el negocio familiar, su confianza. Él intentó balbucear un patético lo siento , ella se tragó su rabia. –Era imposible, de verdad, era casi imposible –gritó–. Póquer de reyes, ¿te lo puedes creer? ¡Tenía un maldito póquer de reyes! Ella salió sin volver la vista atrás, sin lágrimas y sin nada más que perder. Una vez en la calle, el hombre que la esperaba la llamó por su nombre. Ella le cogió del brazo y se dispuso a emprender una nueva vida con aquel completo des

Ladridos

Se oye el sonido de la verja de entrada que se abre y se cierra sin parar. También se escucha el ladrido incansable de un perro desde hace varias horas o puede que sean días. No sé, aquí abajo es difícil medir el tiempo. En este minúsculo espacio nos hemos llegado a hacinar hasta diez, once, doce personas, puede que trece, no recuerdo bien. Sin ventanas, sin luz, solo una trampilla en el techo ya desvencijada tras los últimos ataques de esos malditos animales salvajes. Seguro que al principio eran dóciles, pero desde la catástrofe todos actúan como bestias. Nosotros también. Hace demasiado tiempo que ya no se escuchan los helicópteros ni las explosiones, solo los ladridos que con el paso de las horas terminan convirtiéndose en espeluznantes aullidos. Y el escarbar de las fieras, un incansable rascar de uñas contra la madera, que termina desquiciándonos a todos. Antes los animales no insistían demasiado, se marchaban pronto y entonces llegaba el silencio, mucho más aterrador. Sin emb