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Mostrando entradas de mayo, 2018

Nido vacío

Insiste una vez más, quiere que le empuje, pero yo intento disuadirlo. Todavía recuerdo con horror las dos últimas ocasiones, aunque para qué está una madre sino para recoger los añicos y lamer las heridas de su hijo. Él se encarama al alféizar, se atusa la barba –¿en qué momento se hizo tan mayor?– y después despliega los brazos. Sin pensarlo demasiado lanzo mis manos contra su espalda, con rabia, con pena, con esperanza y, esta vez sí, mi niño se aleja volando. Microrrelato finalista en el Microconcurso Cuentos para el Andén.