Nos quedamos a dormir afuera por si la volvíamos a ver sobrevolando nuestro jardín. Mi marido creía de verdad que lo que habíamos avistado un par de días atrás no era una simple estrella fugaz. Estaba obsesionado con los extraterrestres y sus naves espaciales, por eso se pasaba las noches con la mirada perdida en el cielo. Los niños y yo nos partíamos de risa y a escondidas nos burlábamos de él. Aquella noche, entró en casa un momento para coger una cerveza. Cuando volvió me encontró muda, no supe cómo explicarle que al final él tenía razón y que, antes de abducir a los pequeños, prometieron volver a por nosotros lo más pronto posible. Microrrelato mencionado por el jurado del X Concurso de Microrrelatos «Realidad ilusoria». Los relatos premiados y seleccionados pueden leerse aquí .