Ir al contenido principal

El último golpe


Se sentó a esperar. Había recreado la escena una y mil veces en su mente y, sin embargo, nunca llegó a tener claro que fuera capaz de hacerlo. Él era como un erizo; a la menor sospecha de ataque sacaba sus afiladas púas dispuesto a defenderse, pero aquella noche, a diferencia del resto, el último golpe lo asestó ella. ¡Qué pena de alfombra!, pensó, con lo mal que sale la sangre.  

Relato seleccionado para su publicación en el I Concurso de Microcuentos "Érase una vez... un microcuento" convocado por Diversidad Literaria.
ISBN: 978-84-616-4425-4
 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Truco o trato?

  Vampiros, momias, fantasmas y muertos vivientes esperaban con ansia la llegada de la noche más escalofriante del año. Solo entonces daban rienda suelta a su lado más oscuro y se disfrazaban de abogados, oficinistas o escritores mediocres. Microrrelato ganador mediante votación popular del Concurso de Microrrelatos Espeluznantes en las 100 Tiendas.

Duérmete, niño

  La madre mece al bebé de forma rítmica mientras le canta la nana que hasta ahora siempre había resultado infalible. Sin embargo, hoy el pequeño se agita inquieto en los brazos de la mujer hasta que acaba rompiendo en un desaforado llanto. Ella le susurra dulces palabras, aunque estas tampoco logran calmarlo. Así que lo vuelve a intentar con la canción de cuna. La entona de nuevo, y otra vez más, y una cuarta, hasta siete veces llega a repetir la melodía. Pero nada. El día ha sido demasiado largo y la mujer, a esas horas de la noche, ya no puede más, está exhausta y solo un pensamiento ocupa su cabeza: quiere dormir, necesita descansar, desconectar. En la habitación de al lado su marido, que se ha acostado hace ya un rato, permanece ajeno al insomnio de su hijo y a la creciente impaciencia de su mujer, que con cada uno de los ronquidos que atraviesan la pared acelera el ritmo con el que mece al bebé. Una vez más, se dice, y vuelve a cantar mientras continúa con el frenético vaivén...

Silencio

  «Ya estoy aquí», grita una noche más al llegar a casa. Lo hace con la esperanza de recibir una respuesta que le demuestre que su mujer ya ha olvidado la última pelea. Ella es demasiado cabezona y eso, la mayoría de las veces, a él le hace perder los nervios. Que luego a todas se les llena la boca con la tontería esa de la igualdad, pero ya le gustaría a él quedarse en casa y que fuera ella la que saliera a partirse el lomo cada día.  Hoy parece que tampoco se va a dignar a contestar, así es que va hasta el dormitorio, se asoma y comprueba que sigue inmóvil sobre la cama, en esa postura imposible para cualquier cuerpo. Le repite que ha llegado y, ante su obstinado silencio, enseguida cierra la puerta porque tras cuatro días el olor ahí adentro comienza a ser realmente insoportable. Seleccionado para su publicación en la antología del II Certamen de Microrrelatos Feministas de la Universidad de La Rioja.