Se sentó a esperar. Había
recreado la escena una y mil veces en su mente y, sin embargo, nunca llegó a
tener claro que fuera capaz de hacerlo. Él era como un erizo; a la menor
sospecha de ataque sacaba sus afiladas púas dispuesto a defenderse, pero
aquella noche, a diferencia del resto, el último golpe lo asestó ella. ¡Qué
pena de alfombra!, pensó, con lo mal que sale la sangre.
Relato seleccionado para su publicación en el I Concurso de Microcuentos "Érase una vez... un microcuento" convocado por Diversidad Literaria.
ISBN: 978-84-616-4425-4
Tremendo amiga, tremendo!
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