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Mostrando entradas de enero, 2017

Sus pies desnudos

Mateo estruja la nota contra su pecho. Camina despacio hasta el salón y abre la puerta con la misma lentitud. Sabe que llega demasiado tarde, así que de nada sirve ya correr. Se deja caer en la silla que hay junto a la mesa, la misma sobre la que ella habrá puesto sus pies desnudos hace unas horas. Cuenta las colillas que hay en el cenicero y sostiene con ternura la copa medio vacía. El olor del licor le lleva por un instante a otro tiempo, a domingos entrelazados en el sofá, a sobremesas eternas a su lado, a canciones de amor y películas con final feliz. Mateo tira sobre la alfombra la copa y la hoja de papel maltrecha. Alarga las manos, ahora vacías, y acaricia los pies que cuelgan frente a sus ojos. Solo entonces rompe a llorar. Microrrelato seleccionado para su lectura en antena en el taller radiofónico del CELARD.  Puedes escuchar el programa  aquí .

Cambios de estación

Una noche de verano Luis nos despertó con sus alaridos. Asustados, salimos corriendo de nuestras habitaciones y nos dirigimos al patio. Allí, mientras gritaba a quien quisiera escuchar que él era el mismísimo capitán Spock, nosotros asistimos atónitos al aterrizaje de una enorme nave espacial. Un par de semanas más tarde aquel artefacto desapareció, al igual que Luis. Bien entrado ya el otoño fue Aurelio el que una tarde revolucionó nuestra rutina al asegurarnos que, en realidad, él era el conde Drácula. Dicho esto, un imponente ataúd hizo su aparición también en el patio. Así, sin más. La tierra se abrió y aquello brotó de su interior. A partir de entonces Aurelio dejó de dormir por las noches y tuvimos que arrastrar el ataúd hasta la sala común para evitar que le diera el sol durante el día. Por suerte para mí, nada más estrenar el invierno recibí el alta, con gran alivio, pues mi compañero de habitación acababa de contarnos esa misma mañana la sangrienta