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Un don especial


Aquel día volví al cielo exhausto. Tantas idas y venidas, en respuesta a las constantes llamadas de Mariela, me tenían agotado. Intenté explicarle en varias ocasiones que debía dejarme descansar, pero no me entendió. La última vez estrellé contra el suelo parte de la vajilla, apagué el televisor y encendí el equipo de música, pero ella como siempre se echó a llorar. Al final yo estaba en lo cierto porque nunca llegué a creerme ese don especial que ella decía tener.



Microrrelato seleccionado para su publicación en el I Concurso de microrrelatos "Queridos fantasmas" convocado por El Muro del Escritor.

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