PRIMER PASO: Para
empezar, y por muy increíble que pueda parecerle, asuma que usted es una de las
ganadoras del certamen. Felicite, cómo no, al resto de afortunados: ENHORABUENA
A CELIA, NICOLÁS, IRENE, SARA, SONIA, MARÍA, MARINA Y TAMARA.
SEGUNDO PASO: Advierta
a los asistentes que lo suyo no es hablar en público y que, por suerte, escribir
se le da bastante mejor, así es que procure no improvisar ni dejar nada al
azar: usted todavía no dispone de las tablas necesarias para ello.
TERCER PASO: Agradezca
al público su asistencia. Agradezca también al ayuntamiento de Nájera, al
instituto Esteban Manuel de Villegas y al jurado del concurso la elección de su
relato. Aproveche también la oportunidad para darle las gracias a su madre por
todo, así, en general; a Raúl por su inagotable paciencia y sus continuas
lecciones de vida; y a sus chicas y chicos de la UPL por su incondicional apoyo
y sus críticas no lo suficientemente despiadadas.
CUARTO PASO: Cree
cierta tensión entre el público asistente leyendo, al menos, el comienzo de su
relato. Puede que consiga encender en ellos unas irrefrenables ganas de leerlo
al completo. Porque, al fin y al cabo, ese es el propósito del cuento: ser
leído o contado.
Últimas voluntades
El
tercer domingo de cada mes lo pasábamos velando el cuerpo de mi abuela. La
costumbre se remontaba varios años atrás, cuando el tercer domingo de un mes de
marzo a mi abuela le dio un achuchón y tuvimos que ingresarla de urgencia.
Setenta y seis años tenía la mujer entonces, pero ya nos dijo el doctor que
estaba como una chavala, que duraría un montón más y que no había de qué
preocuparse. Pero mi abuela se preocupó, vaya si lo hizo. A los dos días, tras
darle el alta, nos reunió a todos en casa para darnos instrucciones: a mi
abuelo, a mis padres y a mí, su nieto preferido, como ella solía llamarme. Solo
tenía un hijo y yo no tenía hermanos, pero si alguna vez se lo recordaba, ella
respondía que de haber tenido cien nietos más, con seguridad yo seguiría siendo
su favorito.
QUINTO PASO: Por
último, disfrute del día y del reconocimiento, pues no sabe cuándo volverá a
verse en otra igual. Y no olvide recoger su premio, de esta manera la última
semana del mes no se le hará tan larga como de costumbre.
Este es el discurso que leí el pasado día 13 de mayo en la entrega de premios del XXVIII Concurso Literario Esteban Manuel de Villegas de Nájera, en el que tuve la inmensa fortuna de resultar ganadora en la categoría de relato breve (modalidad de adultos).
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