Querida
Maite,
Ni siquiera sé qué día es.
El tiempo dentro de estas cuatro paredes parece no avanzar nunca.
Me olvidé decir “lo siento”,
por eso te escribo. Siento mucho lo del atraco, Maite, de verdad, pero quiero
que sepas que lo hice por ti. Andábamos tan mal de pasta que no lo pensé
demasiado. Además, tú te mereces lo mejor. No soportaba pensar que algún día
podría faltarte algo…
Aquí la comida no es del
todo mala, pero aún así echo mucho de menos tus garbanzos y la paella de
pescado que hacías todos los domingos. ¿La sigues haciendo, Maite? Solo de
imaginarla ya se me hace la boca agua.
Te parecerá mentira, pero he
comenzado a estudiar. Yo, que desde que iba al colegio no había vuelto a coger
un libro, pero es que necesito llenar las horas del día aquí dentro o acabaré
volviéndome loco. Tal vez le coja gusto y al final consiga llegar a ser abogado
o notario para poder darte una vida mejor.
Te amo con locura.
Armando
Carta seleccionada para su publicación en la Antología del I Concurso de Cartas Breves "Me olvidé decir..." convocado por Letras con Arte.
Comentarios
Publicar un comentario