Marina le hace sentir bien.
Ella tiene el don de encontrar las palabras adecuadas, esas que le susurra al
oído cada vez que hacen el amor, palabras que le excitan y le ayudan a olvidar
su miserable existencia durante un breve lapso de tiempo. Marina es como el
buen vino, su sabor permanece en el paladar tiempo después de haberlo saboreado.
Ella representa su refugio, allí está a salvo de cualquier problema, alejado de
su propia realidad. La costumbre le lleva a visitarla una vez al mes, pero los
minutos pasan rápido y ya solo dispone de diez. Suficientes para despedirse y dejar
el dinero sobre la mesita de noche, antes de salir de la habitación.
Vampiros, momias, fantasmas y muertos vivientes esperaban con ansia la llegada de la noche más escalofriante del año. Solo entonces daban rienda suelta a su lado más oscuro y se disfrazaban de abogados, oficinistas o escritores mediocres. Microrrelato ganador mediante votación popular del Concurso de Microrrelatos Espeluznantes en las 100 Tiendas.
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