Ir al contenido principal

Un nuevo caso


El día se presentaba realmente duro para el detective Ricardo Terroso. La resaca le estaba partiendo en dos y para colmo no conseguía encontrar su preciado Zippo. Doce años llevaba encendiendo todos sus cigarrillos con aquel maldito mechero que ahora no aparecía. Iba ya por la enésima vuelta a su despacho cuando su ayudante irrumpió en él. Aquel novato sabelotodo conseguía sacarlo de quicio con su mera presencia.

-Señor, tenemos un nuevo caso –anunció-. Se trata de una prostituta, la tercera en lo que va de mes. El cuerpo ha aparec…

-Está bien – le interrumpió-. Cállate ya si no quieres que me explote la cabeza ahora mismo.

Veinte minutos más tarde al detective Terroso no le impactó ver el cuerpo mutilado de la mujer, ni siquiera el enorme charco de sangre sobre el que se encontraba. Lo que de verdad le hizo sentir vértigo fue descubrir su mechero bajo aquella desvencijada cama.

 

Microrrelato finalista en el II Concurso de Microrrelatos de Novela Negra ArtGerust, que será publicado en una antología.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Truco o trato?

  Vampiros, momias, fantasmas y muertos vivientes esperaban con ansia la llegada de la noche más escalofriante del año. Solo entonces daban rienda suelta a su lado más oscuro y se disfrazaban de abogados, oficinistas o escritores mediocres. Microrrelato ganador mediante votación popular del Concurso de Microrrelatos Espeluznantes en las 100 Tiendas.

Una familia unida

  Tras el naufragio pudimos sobrevivir en aquella pequeña isla tanto tiempo gracias a papá. Eso creemos todos, aunque es cierto que también resultó de gran ayuda que Luis, el mayor, supiera cómo encender un fuego; que mamá afilara con semejante empeño aquella piedra hasta lograr que cortara mejor que cualquier cuchillo jamonero; o que Marta demostrara esa sangre fría pese a ser la más pequeña y su favorita. Sin embargo, antes de todo eso, fue a mí a quien le tocó el arduo papel de explicarle lo difícil que nos iba a ser continuar allí sin él. Microrrelato finalista en el X Certamen de Microrrelatos del Ateneo de Mairena.

Duérmete, niño

  La madre mece al bebé de forma rítmica mientras le canta la nana que hasta ahora siempre había resultado infalible. Sin embargo, hoy el pequeño se agita inquieto en los brazos de la mujer hasta que acaba rompiendo en un desaforado llanto. Ella le susurra dulces palabras, aunque estas tampoco logran calmarlo. Así que lo vuelve a intentar con la canción de cuna. La entona de nuevo, y otra vez más, y una cuarta, hasta siete veces llega a repetir la melodía. Pero nada. El día ha sido demasiado largo y la mujer, a esas horas de la noche, ya no puede más, está exhausta y solo un pensamiento ocupa su cabeza: quiere dormir, necesita descansar, desconectar. En la habitación de al lado su marido, que se ha acostado hace ya un rato, permanece ajeno al insomnio de su hijo y a la creciente impaciencia de su mujer, que con cada uno de los ronquidos que atraviesan la pared acelera el ritmo con el que mece al bebé. Una vez más, se dice, y vuelve a cantar mientras continúa con el frenético vaivén...