El día se presentaba
realmente duro para el detective Ricardo Terroso. La resaca le estaba partiendo
en dos y para colmo no conseguía encontrar su preciado Zippo. Doce años llevaba encendiendo todos sus cigarrillos con
aquel maldito mechero que ahora no aparecía. Iba ya por la enésima vuelta a su
despacho cuando su ayudante irrumpió en él. Aquel novato sabelotodo conseguía
sacarlo de quicio con su mera presencia.
-Señor, tenemos un nuevo
caso –anunció-. Se trata de una prostituta, la tercera en lo que va de mes. El
cuerpo ha aparec…
-Está bien – le
interrumpió-. Cállate ya si no quieres que me explote la cabeza ahora mismo.
Veinte minutos más
tarde al detective Terroso no le impactó ver el cuerpo mutilado de la mujer, ni
siquiera el enorme charco de sangre sobre el que se encontraba. Lo que de
verdad le hizo sentir vértigo fue descubrir su mechero bajo aquella
desvencijada cama.
Microrrelato finalista en el II Concurso de Microrrelatos de Novela Negra ArtGerust, que será publicado en una antología.
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