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La primera familia feliz

Imagen tomada de la red.

Cada mañana Adán sale a la calle a ganarse el pan con el sudor de su frente. Eva, en cambio, se queda en casa para ocuparse de que todo esté en absoluto orden. Pese a su abultado vientre se desenvuelve con gran destreza. Quedan apenas un par de semanas para parir con dolor al bebé y no quiere dejar que nada escape a su control. Adora la limpieza y no concibe mayor placer que el de ver su hogar recogido, cada cosa ocupando su lugar exacto: las hojas de parra recién planchadas agrupadas por colores en los armarios, las manzanas formando una pirámide perfecta en el frutero, el pescado en el horno en su justo punto de sal y la serpiente con las zapatillas en la boca, junto a la puerta, esperando a que llegue Adán.

 


Microrrelato finalista en el programa El sillón de terciopelo verde de Aragón Radio. Aparece por aquí a partir del minuto 41:14, aunque lo que de verdad merece la pena es escuchar el programa entero.

Comentarios

  1. Pintas el paraíso de lo cotidiano con fina ironía.

    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, José Antonio. Siempre es una gozada encontrarme tus comentarios.
      Un abrazo.

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  2. Me encantó cuando lo oí y me encanta ahora. Enhorabuena.

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Margarita. Enhorabuena también por el tuyo, me gustó mucho. Es una alegría que te hayas unido a «El sillón». Un abrazo.

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Silencio

  «Ya estoy aquí», grita una noche más al llegar a casa. Lo hace con la esperanza de recibir una respuesta que le demuestre que su mujer ya ha olvidado la última pelea. Ella es demasiado cabezona y eso, la mayoría de las veces, a él le hace perder los nervios. Que luego a todas se les llena la boca con la tontería esa de la igualdad, pero ya le gustaría a él quedarse en casa y que fuera ella la que saliera a partirse el lomo cada día.  Hoy parece que tampoco se va a dignar a contestar, así es que va hasta el dormitorio, se asoma y comprueba que sigue inmóvil sobre la cama, en esa postura imposible para cualquier cuerpo. Le repite que ha llegado y, ante su obstinado silencio, enseguida cierra la puerta porque tras cuatro días el olor ahí adentro comienza a ser realmente insoportable. Seleccionado para su publicación en la antología del II Certamen de Microrrelatos Feministas de la Universidad de La Rioja.      

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