Todas las tardes mamá acude
al colegio a recogerme, aunque estos últimos días no lo hace sola. El señor que
la acompaña tiene la voz un poco ronca y una barba que siempre pincha. No me
gusta cómo la mira y no me gusta que a cada rato la coja de la mano. Seguro que
a ella tampoco porque enseguida se la suelta. Creo que no le caigo demasiado
bien. Además odio que mamá me obligue a darle un beso antes de despedirnos,
pero lo hago sin rechistar porque sé que ella me regalará un tebeo o un montón
de cromos. Siempre lo hace, justo después de prometerle que no le contaré nada
sobre su nuevo amigo a papá cuando vuelva de viaje.
Vampiros, momias, fantasmas y muertos vivientes esperaban con ansia la llegada de la noche más escalofriante del año. Solo entonces daban rienda suelta a su lado más oscuro y se disfrazaban de abogados, oficinistas o escritores mediocres. Microrrelato ganador mediante votación popular del Concurso de Microrrelatos Espeluznantes en las 100 Tiendas.
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